Pero qué desorden... qué tristeza... lo habia dejado nuevo... reformado, amueblado y decorado para entrar a vivir. Impoluto. Casi de revista.
Y yo que no aprendo. Cada vez que entra un huesped lo deja todo patas arriba, abusando... menudo desastre...
Última vez que alquilo el corazón en Airbnb.. qué digo! ... última vez que dejo entrar a nadie. Me cuesta más levantarlo después, que lo que obtengo por tres días de ocupación.
Mejor lo pongo otra vez fuera de mercado y le evito los disgustos.
Voy a hacerle un té calentito, a ver si se reconforta...