La Compañía Miyajima le había hecho un encargo muy claro: encontrar el intérprete perfecto para el papel de Robin Hood.
MajoTin se sentía responsable: el elegido no sólo actuaría, podría transformar el mundo con sólo extender los brazos... Así que recorrió minuciosamente los paralelos y los meridianos, preguntó a viajeros y a sabios, buscó aquí y allá...
Hasta que un día, al dejarse caer en un banco a descansar escuchó un suspiro a su espalda.
Una pequeña Suricata estaba triste porque le apasionaba cantar y bailar: "pero nunca nadie ha visto bailar a una Suricata", -susurró-
A MajoTin se le iluminó la sonrisa: "Contratada! la obra será un musical..."
No hay comentarios:
Publicar un comentario